Las acciones de Itziar Okariz (Donostia- San Sebastián, 1965) ponen en marcha distintos dispositivos de representación y comunicación para intentar transgredirlos a través de la utilización de sus mismas convenciones. Un proceso mimético que se sirve de la descontextualización de significantes, del cambio en la ordenación lógica, de la inversión de roles entre quien observa y quien es observado/a y de la repetición.