La obra invita al espectador a acomodarse y habitar un espacio donde se van sumando, poco a poco, distintas capas de significado. Las imágenes, la voz, el recuerdo, el cuerpo, el movimiento, el cansancio y el sudor se entrecruzan con las miradas y los cuerpos de los espectadores para compartir, durante un espacio de tiempo único, un universo común. Esta propuesta escénica extrae sus materiales de la película “Trash Humpers”, rodada por Harmony Korine en 2009. Pero en realidad, podría ser cualquier otra película, podría ser cualquier otro contenido audiovisual realizado en un pasado por otra persona.
“Nos gusta entender este trabajo como una pieza de artes vivas que pone su interés en perpetuar el contenido cultural de las imágenes que podrían quedar relegadas, olvidadas, flotantes o desaparecidas, conservándolas y protegiéndolas en nuestros cuerpos y en nuestras memorias”.
Diseño y objetos: Blanca G. Terán