El Museo CA2M después de la COVID-19

ca2m después de la covid

Fotografía: María Eugenia Serrano Díez

Los museos surgieron de la necesidad de preservar objetos depositarios de una identidad cultural. Su autoridad disciplinaria emanaba de su capacidad para dar definición a un colectivo social. Si un museo recoge el legado material que compone una cultura para reproducirla en el transcurso del tiempo como igual a sí misma, su naturaleza es conservadora. Pero el legado que custodia también puede ser entendido de otra manera, con otra potencialidad: los objetos cristalizan relaciones socio-históricas de producción y cuando se les devuelve su contexto, cuando recuperan la experiencia de su sentido, pueden servir como herramientas para concebir nuevas formas de tradición que a su vez den lugar a nuevas formas sociales. Un museo de arte contemporáneo se define por fuerzas similares, pero –debido a su objeto cambiante, que atiende a un presente inmediato y que necesariamente ha de abrirse al futuro– está destinado a ser en sí mismo un proceso social. Un museo de arte contemporáneo no es una voz sino un coro de voces. No es un cuerpo, sino una forma coreográfica.

En el Museo CA2M siempre hemos defendido que, como institución, somos una ficción especulativa: pensamos en cómo ser útiles para las prácticas artísticas que vendrán. Entonces, ¿Cuál es la responsabilidad del arte con respecto a la creación de futuro? Si queremos pensar en la función de nuestras instituciones, es fundamental pensar qué le hace el arte al lenguaje, qué le hace el arte a la identidad y qué le hace el arte a la realidad. Y, sobre todo, qué les va a poder hacer.

Cuando los niveles de contaminación del virus desciendan, podremos anticipar que habrá una gran parte de la población que seguirá más aislada que nunca. Como institución pública, parece fundamental que nos activemos como un espacio en el que la gente pueda deshacer los hábitos del aislamiento, darse sentido como comunidad y generar un intercambio fluido de formas patrimoniales inmateriales, es decir: blandas, livianas y vivas, que permitan superar un invisible trauma compartido.

Aquí nuestros participantes siempre han puesto el cuerpo entero. Ahora el cuerpo es la marca de una distancia, una marca de separación en el espacio. Pero, como lugar para la reinvención de un espacio simbólico y de pensamiento común, ¿no tenemos herramientas para salvar ese trayecto? Nuestros museos de arte contemporáneo no se vuelven feministas o preocupados por los temas de género, no se vuelven interesados por la diversidad étnica o racial, ni se interesan súbitamente en demandas sociales concretas, sino que estos temas están en el corazón de las prácticas artísticas que definen nuestro sujeto institucional. Nuestras instituciones deben erigirse como parte de las condiciones materiales de igualdad.

Trabajar por la legibilidad de todo lo que acaba de ocurrirnos y nos está ocurriendo y por la inserción del problema en un circuito más amplio de coexistencia más allá de lo humano, que incluya tanto a las cosas como a las demás especies, es una tarea fundamental. En ese sentido la horticultura o tejer son formas manuales de desarrollar la resiliencia: la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y de sobreponerse a ellas. La resiliencia supone desarrollar la inmunización como autocuidado, comprendiendo cómo protegerse a uno mismo supone necesariamente proteger la interrelación con los demás, una comprensión de la necesaria interdependencia. Es decir: hemos de ser capaces de poner la vida en el centro de nuestras prácticas.

El Museo CA2M es una estructura de apoyo de la escena artística que nos rodea y uno de los elementos fundamentales para su conexión internacional. Creemos que, si esta situación nos complica, debemos abrazar la complejidad como programa, nos comprometemos a convertirnos en un espacio de acciones positivas y propositivas, necesitamos crear alianzas que lo vuelvan de nuevo confortable. Las nuevas experiencias ya nos están enseñando otro tipo de tiempos y debemos articularlos en nuevas formas de relación.

Manuel Segade

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