Agotadas al contemplar la extensión del liderazgo conservador, al contemplar la falta de apoyo institucional hacia minorías que no encajan en la narrativa patriarcal blanco-cristiana, junto a la desaparición de la preocupación por el cambio climático, las comunidades queer y aliadas de todo el mundo decidimos unirnos en busca de otro lugar donde habitar. En esta mirada hacia el futuro, el género fue transgredido y el posthumanismo se volvió ubicuo. La admiración hacia las criaturas de las zonas abisales del océano, nos llevó a unirnos a ellas y realizamos nuestra metamorfosis a la especie Extraoceanic. Durante un tiempo vivimos nuestra utopía queer en aquellas profundidades violetas oscuras donde no llega el sol, pero al llevar años ingiriendo rocas y microfibras de plástico, nuestra vida consciente acabó, dejando nuestros cuerpos de plástico en una existencia eterna.

El plástico se conocía como el punto clave en la historia que marcó un antes y un después en el antropoceno. Se conocía como el gran desastre para el medio-ambiente, fruto de la inconsciencia de la raza humana. El plástico será recordado como la causa de la destrucción de nuestra especie. El plástico fue nuestra esperanza, produjo un sentimiento de comunidad, fue un parentesco. Somos flalato dietilo, somos plomo, somos cadmio y somos mercurio. El plástico somos nosotras. Nos pertenece y condiciona nuestra existencia. Somos un eterno cuerpo queer, un hiperobjeto de camino a un futuro certero.

Personaje del plástico: escrito por Joseph Craig e interpretado por Sian Thomas. Textos: Javier Marquerie Thomas. Música y espacio sonoro: Carlos Gárate. Vestuario: Chromosome Residence. Maquillaje: Crystabel Riley.

* La actividad tendrá lugar en La Casa Encendida