La palabra «teatro» da mucho vértigo, a veces, cuando pesa demasiado. Parece que pincha. Pero cuando la estrujamos sale la acción, las prácticas del estar juntas, el mirarnos a los ojos y de arriba abajo, el enseñarnos lo que nos acabamos de comprar, lo que acabo de encontrar. Este programa de Estudios Escénicos Raros es el espacio para experimentar con todo eso, con lo que no sabemos aún que puede ser el teatro. EER (Estudios Escénicos Raros) es un territorio enigmático, una nebulosa de preguntas con ganas de hacer, de ser hechas.
A lo largo de todo el curso, los integrantes de la compañía realizarán talleres con artistas y realizarán una propuesta teatral propia. La faena es que no se puede contar mucho más porque está por hacer. Se está liando una buena. Apúntate y formar parte.
Hay una sala vacía. Blanca. Las paredes son puertas de armarios empotrados. Como en un glitch, la sala está vacía y, de repente, llena de gente. Y, vacía otra vez. Así unas cuantas veces. Vacía / llena de gente bailando / vacía, otra vez / llena de gente sentada / vacía / llena de gente poniéndose los abrigos y alguien de pie con un gorro de cumpleaños / vacía / y la peña riéndose, otros yéndose y dos saludándose / vacía finalmente. De una de las puertas de la pared asoma una cosa tornasolada. A veces parece una tela verde, otras un moco azul, si le da la luz de lado parece la mano de un bicho o el pelo de Ariana Grande. A los cuatro minutos todo el suelo de la sala blanca está cubierto de esta cosa que parece moverse al ritmo de una música hasta que de los enchufes que hay en el techo empieza a salir un humo rojo.