Saldremos por la mañana y regresaremos por la tarde.

Durante los calurosos veranos madrileños, Mariana de Austria sobrellevaba los sofocos estivales bebiendo su refresco favorito, la Aloja. Esta bebida, hoy conocida por pocos, era tan popular entonces que los despachos donde se preparaba y servía tuvieron que restringirse por orden real a una alojería por cada tres portales.

Para que esta bebida con miel y especiada con jengibre, canela, pimienta blanca, clavo y nuez moscada, pudiese servirse bien fría su ingrediente principal, agua fresca, debía ser extraía de la sierra del Guadarrama en forma de hielo y bajada directamente de los neveros de sus cumbres. La nieve limpia acentuaba su sabor y su carácter refrescante.

Hoy los ventisqueros de la sierra de Guadarrama pueden verse pocos meses al año y su superficie es cada vez menor. La nieve va derritiéndose y despareciendo de la sierra, al igual que esos bloques que viajaban en mula hasta la capital. Desaparece igual que lo hicieron las alojerías, igual que los muros de los pozos de nieve abandonados sustituidos por los frigoríficos de nuestras cocinas. Hoy la nieve de copo, destinada a los paladares más exquisitos, es lanzada de forma artificial por los cañones de las estaciones de esquí en lo alto de las montañas.

En esta sesión de la universidad popular queremos acompañar a estas últimas nieves y visitar una de estas famosas construcciones diseñadas para hacer lo imposible, guardar el frío. Emprenderemos el camino inverso, esta vez portando el hielo desde la ciudad hasta la sierra y allí, con lo que quede, prepararemos y degustaremos nuestra propia aloja.

El recorrido de la visita y el horario exacto será comunicado a los participantes interesados mediante correo electrónico.