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ELENA ALONSO. AL CUIDADO DE LAS PEQUEÑAS SOMBRAS
Fotografías: Almudena Cisneros y Rodrigo Loureiro.
“Imagino un lugar que no se pueda limpiar nunca. Un hueco, un recoveco. Un punto ciego a la limpieza. Un cubículo abierto pero inaccesible a la mano humana, donde el rastro de los acontecimientos pueda depositarse fácilmente, pero a duras penas pueda salir. Un recolector. Un espacio de acumulación indomable. ¿Una escultura?“. Elena Alonso (de las notas preparatorias a este proyecto en 2019).
Al cuidado de las pequeñas sombras es una instalación específica realizada por Elena Alonso para la terraza del Museo Centro de Arte Dos de Mayo y que consiste en cuatro esculturas concebidas como refugio para murciélagos. Las estructuras están pensadas para convivir con el huerto en la terraza, un espacio al cuidado de una comunidad local durante todo el año y centro de las reflexiones colectivas sobre autonomía alimentaria y buen vivir, en continuidad no sólo espacial sino programática con los principios ecológicos de coexistencia inter especies.
Cada una de las piezas se organiza como una arquitectura de agujeros, como un conglomerado de pequeñas aberturas y multitud de estrechas cámaras donde este nuevo “usuario” del Museo pueda alojarse. Elaboradas en hormigón pigmentado, madera y guano, las cuatro esculturas están concebidas de manera modular, mediante una serie de placas curvas que generan una protección a modo de piel. En su interior deja una serie de huecos y cámaras estrechas para el Pipistrellus o murciélago enano. Como pabellones a escala, su forma remite al desarrollo curvo de las ondas acústicas, a los ecos imperceptibles para el oído humano de la navegación en vuelo de los quirópteros.
En trabajos anteriores de Elena Alonso, la escultura ha sufrido transformaciones fundamentales en el sentido de la experiencia. En Visita guiada (2017) en Matadero Madrid, los elementos escultóricos eran una arquitectura táctil que encauzaba el recorrido de los cuerpos visitantes, una baliza continua para personas en un desplazamiento en el espacio y en el tiempo. En Antojo (2018), el arco concebido para Querer parecer noche en CA2M, la escultura es un umbral arquitectónico, un paso de un estado a otro, que cargaba eróticamente el sentido de atravesar a través de una decoración altamente significativa. Con Al cuidado de las pequeñas sombras da un paso más en una escultura con efectos en la experiencia del espacio arquitectónico. En la pequeña escala, su interior son casas para animales, es decir, con un sentido utilitario alejado de la arquitectura tradicional. En la gran escala, la elección del color trae el afuera del museo a su interior: el rojo cerámico que tiñe el paisaje del desarrollismo de Móstoles se agarra a la pared de la terraza como un signo de pertenencia. Sus placas en curva las hacen parecer volátiles, posadas por un momento en la fachada, como un indicio sintomático en la forma del nomadismo de los murciélagos. El grupo de piezas tiene un carácter de vuelo colectivo posado temporalmente, contradictoriamente estable y permanente, es decir, la misma paradoja de la institución pública dedicada al arte contemporáneo.
Los murciélagos habitan la nocturnidad de la ciudad: ya existen en el entorno natural y protegida por su aportación fundamental al bioma. En realidad, la forma de vida de estos animales es curiosa ya que apenas se refugian en el mismo lugar, de modo que su paso por estos refugios será siempre temporal y cambiante. Sus nuevos espacios de habitación, estudiados con asesoramiento biológico, servirán para aportar un espacio adecuado a su protección y ciclo de apareamiento y cría, de forma que se reivindica una especie que actualmente se encuentra en situación de vulnerabilidad.
Estas arquitecturas domésticas se ocupan de otras formas de vida consideradas menores y no atendidas habitualmente por las instituciones culturales, pero también reivindican la pertenencia del museo a un ecosistema mayor no reducido exclusivamente a lo humano: lo cultural también atraviesa las continuidades de lo urbano y, a la vez que proporciona experiencia al cuerpo de los seres humanos durante el día, en la noche se habita de otra manera. Dar alojo a nuevas coexistencias nocturnas extiende las posibilidades de experiencia, con lo que continuamos con la investigación acerca de los estudios de la noche y la productividad cultural de la oscuridad.
Si en trabajos anteriores Elena Alonso ha trabajado con la arquitectura y su uso humano aquí extiende su campo de trabajo a las formas de hábitat de otras especies. Ella misma explica que “esta pieza mantiene un vínculo claro con la serie Diseño para un cuerpo voluptuoso, con la imagen de un cuerpo indefinido entre lo arquitectónico y lo humano, descategorizado y cargado de sensualidad, que en este caso encuentra el juego en esa piel con aspecto de teja, a la vez cálida y rígida”.
Este proyecto forma parte de una serie de intervenciones artísticas específicas realizadas en y para los espacios del Museo Centro de Arte Dos de Mayo. Su permanencia más allá de la temporalidad efímera de las exposiciones temporales pretende dar continuidad al proyecto a largo plazo, al mismo tiempo que introduce una forma novedosa de generar patrimonio contemporáneo en la institución diferente a la idea tradicional de colección. Hasta el momento, además de Elena Alonso, han desarrollado proyectos Dora García junto a Olga Subirós y An Wei Lu Li.
Elena Alonso (Madrid, 1981) desarrolla su trabajo principalmente mediante el dibujo, asociado a los métodos y gramáticas de otras disciplinas como la arquitectura, el diseño o la artesanía. Alonso aborda la práctica del dibujo como proceso de pensamiento para producir un nuevo tipo de abstracción ambigua, sobrecogedora y, al mismo tiempo, extremadamente precisa. Esta práctica está presente en sus dibujos, esculturas, instalaciones y proyectos site specific, produciendo un cuerpo de trabajo que, aunque en constante reformulación, mantiene una profunda coherencia interna.
Su pulcritud y meticulosidad contrasta con la calidad manual y artesanal de sus procesos y acabados, dotándolos de una inesperada calidez y riqueza háptica y emocional cuando son observadas detenidamente. La tensión y equilibrio entre opuestos; familiaridad y extrañeza, estructural u ornamental, funcional o lúdico, y la frecuente alusión al cuerpo, remite a problemáticas relacionadas con la afectividad hacia nuestro entorno y la relación inconsciente que establecemos con los códigos de representación visual.
Ha expuesto de forma individual en Fabian Lang Gallery (Zurich), Abierto x Obras (Matadero Madrid), en el Depósito de Agua-Centro de Arte la Panera (Lérida), en el Museo ABC de dibujo (Madrid), en la Galería Espacio Valverde (Madrid) y en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Entre los apoyos y reconocimientos que ha recibido figuran el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en la modalidad de Artes Plásticas 2018, El Premio ARCO de la Comunidad de Madrid 2018, Generaciones 2013 otorgado por La Casa Encendida, el Premio XXIII Circuitos de Artes Plásticas 2012, las Ayudas a la Creación Contemporánea de Matadero Madrid (2011).
Al cuidado de las pequeñas sombras ha contado con la colaboración de Elena Tena, doctora en biología y experta en quirópteros, y Jesús Xflash, escultor y productor de arte.
Entre las intervenciones artísticas derivadas de los ejercicios de acupuntura arquitectónica puestos en marcha en el otoño de 2016, Dora García realiza una exposición que se formaliza como una nueva señalética, una intervención permanente que afecta a todos los espacios del centro.