- MUSEO CA2M
- actividades
- TOUCHING BLUES. AIMAR PÉREZ GALÍ
TOUCHING BLUES. AIMAR PÉREZ GALÍ
En el CA2M, consideramos que la atención a la diversidad de género es un aspecto central en el programa de un museo de arte contemporáneo. En este año de nueva pandemia se cumplen 40 años de la aparición del VIH y otra vez el tacto se ha convertido en algo prohibido: por eso, este proyecto del coreógrafo Aimar Pérez-Galí nos ha parecido especialmente relevante para comenzar la semana de las reivindicaciones a las que el Orgullo LGTBIQ da visibilidad y a las que nuestra programación intenta dar voz y, sobre todo, cuerpo de forma sostenida a lo largo de todo el año.
TOUCHING BLUES
Cuando se inicia un proceso de creación, una nunca sabe a dónde le llevará el camino. Por eso decimos que crear tiene mucho de diálogo con lo desconocido, de relación íntima con lo que no sabemos. Cuando en 2015 Aimar Pérez Galí inició su proyecto The Touching Community solo tenía claro que sabía demasiado poco acerca del impacto que la pandemia del SIDA había tenido en la comunidad de la danza. Por eso comenzó a investigar, a buscar a los supervivientes, a hacerse preguntas él mismo, a leer y a escribir cartas a los bailarines muertos a medida que conocía sus nombres y sus historias. Aquella fue su manera de enfrentarse al silencio que a lo largo de los años ha servido para tapar y olvidar el horror y el dolor que produjo y aún produce aquella pandemia. El proyecto creció y se desplegó en direcciones sorprendentes a medida que Aimar que se encontraba con las personas y sus relatos, a medida que los nombres silenciados surgían de las bocas de los testigos, a medida que recibía respuestas. Primero llegó la conferencia-performance A system in collapse is a system moving forward (2016); luego la obra escénica The Touching Community (2016); luego la instalación The Touching Community / Correspondencia, y la acción The Touching Community / Greenberg_1992, ambas en 2017; más tarde los laboratorios de investigación táctil Touching Improvisation Lab (2017-2020); después las publicaciones Lo tocante (2018) y Cuadernos sobre el tocar (2019); y por último, casi por sorpresa y de forma inesperada, en medio de esta nueva pandemia, ha llegado el vídeo Touching Blues (2021).
Touching Blues, al igual que el resto del proyecto, tiene un propósito conmemorativo: seguimos haciendo esto, seguimos insistiendo porque sigue siendo necesario recordar, escuchar y celebrar los cuerpos de quienes sufrieron y sufren la pandemia del VIH/SIDA. Un blues es una canción melancólica y lenta. Y azul sigue siendo el universo cromático de la propuesta. Un azul que aprendimos de Derek Jarman y sus “blue boys”, un azul que, sí, tiene algo de triste pero que, paradójicamente, a la vez, también tiene algo de brillante, festivo y celebratorio.
Hasta este momento, hemos permanecido bien agarrados a lo viviente y a la desaparición inevitable que da naturaleza a la danza porque eso es lo que nos permite relacionarnos directamente con los cuerpos de los muertos y celebrarlos a través de nuestras pieles. Pero ahora, después de todo lo que estamos aprendiendo con esta nueva pandemia, de repente, el video y la posibilidad de transformar nuestros cuerpos en una imagen que puede reproducirse, ha cobrado un nuevo sentido.
Touching Blues es una imagen bidimensional que se proyecta sobre un plano vertical. No hay aquí toda la complejidad y la infinita diversidad de puntos de vista y de atención posibles en la acción en vivo. Toda esa multiplicidad de lo presente, se condensa en esta ocasión en un cuadrado perfecto que aparece suspendido en una pared, como un cuadro, como una imagen bidimensional que puede repetirse una y otra vez de forma idéntica. Nuestros cuerpos, ahora, se han convertido en manchas de luz que se mueven en una pantalla, en texturas hipnóticas que hacen ver lo que ya no está, lo que ya pasó y desapareció.
Para ello, en primer lugar, hemos tenido que establecer un único punto de vista, ese que, suspendido por encima de nuestros cuerpos permitía vernos desde arriba, desde ese lugar imposible desde el que nadie antes nos había mirado. Pero eso no ha sido suficiente: una vez que nuestros cuerpos se convirtieron en imagen, ha sido necesario enmendarle la plana al pobre Jackson Pollok y hemos vuelto a “colgar” en la pared aquel suelo (azul) que nos sirvió de “arena” sobre la que se desplegaba nuestra acción. De una manera quizás algo inocente, hemos vuelto a colgar el cuadro en la pared y esto ha traído una extraña paz. Como si no fuera tiempo de más luchas, como si una calma profunda e inesperada se hubiera derramado sobre todo el proyecto una vez que hemos dejado de pesar sobre el suelo. Así, parece que la rotación del punto de vista y la rotación del plano, han hecho aparecer en Touching Blues la posibilidad de una forma de contemplación que quizás se acerca de una forma sutil a la devoción. Todo esto no hace sino ahondar en la naturaleza conmemorativa de este proyecto y en nuestra decisión de honrar y celebrar los cuerpos que nos precedieron y que murieron víctimas de eso que todavía hoy seguimos llamando “epidemia del VIH/SIDA”. Pero ahora, esta misión, se redefine gracias a la aparición de esta nueva obra y por supuesto gracias a la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México a través de: El Aleph - Festival de Arte y Ciencia, la Cátedra Extraordinaria Ingmar Bergman en cine y teatro, la Dirección de Teatre UNAM, la Dirección de Danza UNAM, el Museo Universitario del Chopo; y gracias también a el Espai d'Arts Escèniques Casal d'Alella (Barcelona). A ellas, nuestro agradecimiento profundo por invitarnos a continuar imaginando nuevas dimensiones de este proyecto que no ha hecho otra cosa que traer alegría, gozo y conocimiento a nuestros cuerpos.
Aimar Pérez Galí y Jaime Conde-Salazar s.u.s.
Mayo 2021
SALA DE USOS INFINITOS