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Trémula es una exposición del artista Javi Cruz (Madrid, 1985). También es el relato de un chopo temblón –científicamente llamado Populus tremula– que plantaron en el año 80 junto al edificio donde creció y vive actualmente, en el barrio de San Blas, y que fue talado el pasado año debido a una enfermedad. La noche de la tala, Javier subió a su casa unos 500 kg. A los pocos días, con sus amigos Jacobo y Lorenzo, volvió para cargar lo que cabía en el furgón más largo que puede conducir.
El fondo sobre el que, de forma literal, se recorta esta exposición es la obra De entre las muertas (2020) de Diana Larrea. Esta artista ha rastreado los márgenes de aquella Historia del Arte para restituir las genealogías olvidadas de mujeres artistas, desde el Renacimiento hasta los umbrales del siglo XX. A ellas se incorporan otras artistas de las generaciones más jóvenes que nos permiten pensar en presente.
Las piezas de esta exposición, de la Colección CA2M y la Colección Fundación ARCO, permiten trazar una historia del uso de lo textil en el arte contemporáneo desde los años 70 hasta el presente.
En museos como el nuestro, la experiencia apela a un cuerpo entero, con sus particularidades, sus deseos y sus diferentes posibilidades. La performance es la forma en la que en arte contemporáneo se denominan aquellas producciones artísticas que hacen del cuerpo, de sus articulaciones de presencia y de la temporalidad de sus acciones el centro de su propuesta.
Esta muestra, primera gran exposición de Francesc Ruiz en una institución pública española, se articula a través de una retrospectiva y una instalación de nueva producción.
‘Humor absurdo’ define una constelación nueva de prácticas humorísticas absurdas en España. Partiendo de los 'Disparates' de Goya, nos adentramos en los siglos XX y XXI de la mano de Ramón Gómez de la Serna para atisbar diferentes autores y propuestas humorísticas que se han producido en este país hasta la actualidad.
Aunque es conocido por sus fotografías, Wolfgang Tillmans –uno de los artistas más importantes de su generación– lleva trabajando con vídeo desde 1993. El primero que expuso fue Lights (Body) [Luces (cuerpo)] en 2002, pieza que muestra los movimientos automatizados de las luces de discoteca en dos clubs diferentes.
Todos los conciertos, todas las noches, todo vacío reúne algunos de los últimos trabajos de Ana Laura Aláez en diálogo con otros del inicio de su trayectoria. La exposición se propone como un giro al origen, ir al punto de partida para trabajar entre las fisuras de los temas que han acompañado su trabajo en los últimos veinte años.
Hablar de la obra de Ana Laura Aláez es adentrarse en el paraíso artificial de las apariencias. Un mundo donde los cánones son invertidos, las identidades son poliédricas y la ambigüedad es un valor. La obra que viene realizando desde principios de los noventa siempre ha deambulado entre realidades y ficciones, el cuerpo y sus representaciones, los objetos y el comportamiento frente a ellos.